Por Jean Joachim
Comunicador y escritor
La vida puede ser una fiesta, una maravilla, si logras entender que la voluntad de ser feliz
es y será siempre tuya.
La “libertad” supone que eres libre de tomar en serio o no a cualquier persona que se
crea socialmente superior a ti.
Según John Maxwell, “lo único que poseemos es lo que somos”, y me permito agregar a
esta profunda reflexión que lo que somos verdaderamente está lejos de lo que la gente
alcanza a ver y piensa de nosotros.
Eres libre de considerar Chile como un infierno o un paraíso, porque la felicidad es ante
todo una opción, creo también que para sentirnos importantes y felices no hemos de
pedirle permiso a nadie.
En este bonito País, tienes derechos y deberes:
– Tienes derecho de estudiar, trabajar y luego surgir.
– Pero también, tienes deberes que aseguran tus derechos, tales como el respeto
mutuo, la protección del medioambiente, ponerte al día con los impuestos y otras
leyes del país.
Ahora ¿por qué en una República democrática como Chile, donde celebramos todos los
días los derechos humanos; en un país donde hasta los animales cuentan con protección
legal, tanta gente se siente “discriminada” por su condición social o su color de piel?
Por haber vivido la esclavitud y la explotación colonial igual que Haití, el Caribe y todos los
países latinoamericanos, sigo creyendo que Chile no es un país discriminador.
La semana pasada tuve el privilegio de ver unos videos en youtube donde algunos chilenos,
demasiado nacionalistas, invitaban a los chilenos a protestar contra la importación de la
pobreza de "la migración haitiana”. Leí el año pasado en “La Segunda” el relato de una
mujer chilena qué exigió ser atendida por una vendedora chilena en una farmacia: esa mujer
gritó a las extranjeras, venezolana y brasileña, que trabajan ahí “¡Váyanse a su país!”.
Esa mujer, al igual que todos los demás chilenos que tratan así a un migrante latino o
afrocolombiano, afrodominicano o haitiano, son personas que se creen dueñas de la
verdad, su única verdad es que Chile es su país y de nadie más; y tenemos que admitir que
todos los chilenos no pueden pensar igual porque cada quién es una persona única.
Como personas educadas, tenemos un deber sagrado hacia un chileno extremista que se
crea superior a un moreno centroamericano, para no querer sentarse a su lado en el
metro: debemos tratarlo con tolerancia y piedad.
En toda sociedad cosmopolita, las diferencias étnicas, sociales, culturales y sociales sirven para enriquecernos y complementarnos.
“Nadie te puede discriminar sin tu consentimiento” si te quejas, te victimizas y les das poder
y más armas a tu agresor para destruirte. Tienes que reaccionar de la mejor manera, ¿y
cómo?
Ignorar a una persona que se cree racista es la mejor manera de desarmarla.
Ghandi, Martin Luther King y Nelson Mandela nos enseñaron cómo desarmar a esa gente
que no tiene la capacidad de entender que nuestras diferencias nos pueden enriquecer.
En toda sociedad cosmopolita, las diferencias étnicas, sociales, culturales y sociales sirven
para enriquecernos y complementarnos. Estos tres grandes hombres que cambiaron la historia de la humanidad nos dejaron las mejores herramientas para pelear sin lastimar a nadie, porque sus filosofías de vida se resumían en tres conceptos claves:
“El respeto mutuo,
la No Violencia y
La Tolerancia”.
Sabiendo que “lo único que poseemos es lo que somos”, nadie nos podrá discriminar por
nuestra condición social.
Al entender que en Chile o en cualquier otro país del planeta, no existe y nunca existió una
raza superior, viviremos felices siendo chinos, árabes, africanos, haitianos y afrolatinos.
Porque la decisión de crecer, surgir por la fuerza de nuestro trabajo será siempre nuestra,
aquí o en cualquier otro lugar del mundo.
Vivamos por fin con la convicción que la Tierra es nuestra Patria: esa es mi única verdad,
porque soy un ciudadano del mundo, y esta verdad puede ser tuya y te fortalecerá.
*Las opiniones vertidas en este medio son de exclusiva responsabilidad de quiénes las emiten, y no representan necesariamente la postura de Fundación Interpreta.
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