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Conversemos con Edward Sultant

Actualizado: 22 ago 2018

Director Social de An Nou Pale


Edward llegó hace tres años, y durante ese tiempo ha trabajado en varias cosas. Al principio, realizaba encuestas dentro de la comunidad haitiana, encargado por la Universidad Alberto Hurtado. Tradujo también secuencias de la película Petit Frere, que se está estrenando actualmente en SANFIC. Ahora mismo es el director social de la fundación An Nou Pale, que busca incidir en la creación de políticas migrantes.



Un puente hacia la sociedad chilena


A fines de 2016, la directiva de la fundación Gente de la Calle -que como dice el nombre, trabaja con las personas en situación de calle-, tomó la decisión de construir una nueva fundación. La razón: de las personas que recibían la ayuda de la fundación, había una porción importante que estaba compuesta por migrantes haitianos.


“Esa nueva fundación se llama An Nou Pale, que en creole significa conversemos. La fundación trabaja como puente hacia la sociedad chilena, en incidir políticamente en lo migratorio, y en trabajar como asesor a instituciones” comenta Edward Sultant, Director Social desde hace un año.


Entre otras cosas, Edward le enseña creole a funcionarios que trabajan con migración: “Estamos desarrollando actualmente cursos de creole para funcionarios del MINVU, para que ellos puedan abordar a los haitianos en el momento de aplicar una encuesta”. Son quince los funcionarios que están tomando esas clases, que empezaron en julio y deberían tener las herramientas necesarias para poder realizar esas encuestas en octubre.


Además, el 18 de mayo conmemoraron, en conjunto con otras asociaciones de migrantes, el Día de la Bandera Haitiana.




El robo de los papeles migratorios


Pero la historia de Edward parte de un poco más antes. Fue en 2015, cuando después de ganarse una beca para seguir sus estudios en Bolivia –había estudiado Administración en Desarrollo Social en Haití-, tuvo que ir a regularizar su situación de estudiante extranjero en Chile. “Como Bolivia no tiene una relación diplomática con Haití, no había embajada ni consulado haitiano en Bolivia, había que ir a Chile” recuerda Sultant, que entró al país en junio de ese año.


Fue en el terminal de Antofagasta donde un incidente cambió totalmente su destino. “Venía en bus, y el trámite me tomaría una semana o dos, entonces, cuando me robaron la mochila. Tenía el pasaporte, los documentos legalizados, los documentos, plata, entonces quedé sin nada”. Por lo mismo, Edward se encontraba en una situación más bien complicada: por un lado, no podía volver a Bolivia; por el otro, no podía siquiera salir de Chile.


Fue entonces cuando, junto a su novia, se instaló en Santiago. “Una amiga nos recibió en Renca. Estaba un poco deprimido, pero empecé a buscar trabajo y por suerte la Universidad Alberto Hurtado necesitaba alguien para hacer una investigación sobre la migración haitiana en Chile. Era hacer una encuesta en dos comunas, Estación Central y Quilicura, y hacer las transcripciones de esas encuestas”.


Un año después de su ingreso a Chile y el robo de su mochila, Edward entró a Fundación Gente de la Calle y se empezó a gestar An Nou Pale. “la fundación estaba analizando un caso de inserción social de cincuenta haitianos en La Cisterna. Necesitaban a alguien que hablase español y creole, para implementar un proyecto de tres meses. Mandé mi currículum, al día siguiente pasé la entrevista y dos días después empecé a trabajar”.


El año pasado, además, hizo un diplomado de Migración, Integración y Diversidad Cultural en la Universidad Alberto Hurtado, y actualmente está cursando la carrera de Trabajo Social. “Por eso digo que, a pesar de todo lo que me ha pasado, tuve muchas oportunidades para desarrollar mis capacidades”.





Una doble exclusión


La experiencia como migrante en Chile llama siempre a las comparaciones: desde el punto de vista de un haitiano, la sociedad chilena es mucho más liberal. “Muchas cosas que están permitidas acá no están permitidas en Haití, en relación, por ejemplo, con la homosexualidad y la diversidad, identidad de género. Esas son cosas que hasta ahora no se han desarrollado mucho, no solo en Haití, sino en general en el Caribe”.


Del mismo modo, Edward resalta y valora la preocupación que existe en Chile por la salud mental. Y claro, en un país donde la situación económica es tan complicada, ir al psicólogo no es la primera necesidad de la población: “en Haití, la gente tiene esa tendencia de absorber todos los golpes del día cotidiano. A lo largo, eso afecta la conducta de uno. He visto acá muchos casos de haitianos que eso les afecta bastante, como la situación en Haití es difícil. Al llegar acá, ellos se derrumban muy fácilmente”.


Uno de los grandes problemas de la población haitiana en Chile es su inserción en la sociedad. Y eso no solo se da por el idioma, sino también por la relación de asimetría que tienden a tener haitianos y chilenos en los contextos laborales: “La mayoría de los haitianos que están trabajando no tienen una relación de igualdad, de simetría, en el trabajo con los chilenos. Es difícil cuando hay una brecha de asimetría tan grande, es difícil que esas dos personas puedan relacionarse desde el amigo, y entrar en esas dinámicas de intercambio cultural”.


En las comunas, a su vez, se genera otra dificultad. Los grandes sectores de la Región Metropolitana donde se concentra la migración haitiana son: Quilicura, Estación Central, Lo Espejo/Pedro Aguirre Cerda, San Bernardo y la zona sur (La Cisterna, El Bosque, La Granja). “Muchos haitianos acá viven en comunas que, de por sí, ya tienen muchos problemas sociales complejos. Al llegar a esa comuna, eso hace que los haitianos se repriman y empiecen a formar comunidad entre ellos mismos” comenta Sultant. Esto termina afectando en su inserción, ya que no logran comunicarse o generar redes en sus comunas.


Edward termina reflexionando sobre la situación general de la población en Santiago. “Las personas son rechazadas socialmente, se vive dentro de un contexto social en particular en el cual no hay acceso a la movilidad. Creo que es una situación bastante frustrante, donde no me imagino que ellos tengan muchas ganas de relacionarse con una población migrante” dice. Y eso generaría una doble exclusión, de la sociedad a la pobreza, y de la pobreza a la migración.


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